La ubicación geográfica es el factor determinante para comprender las diferencias de construcción entre unas zonas y otras. Hoy vamos a conocer las características de las construcciones nórdicas y mediterráneas. Veremos como el clima influye en las construcciones y define el estilo de cada edificación.
Estilo nórdico
La construcción nórdica se sitúa en las regiones del Norte de Europa. El clima en países como Dinamarca, Noruega o Suecia se caracteriza por unos inviernos muy fríos y la escasez de luz durante varios meses del año.
El diseño nórdico está condicionado por estos dos factores. La madera es la base de la construcción en las áreas del Norte de Europa. La madera aisla del frío y retiene el calor. Los amplios bosques escandinavos proporcionan un abastecimiento rápido y económico.
Debido a la escasez de luz, las construcciones nórdicas cuentan con interiores amplios y grandes ventanales orientados para aprovechar al máximo las horas de sol.
Estilo mediterráneo
El clima mediterráneo es templado, los veranos son calurosos y las construcciones buscan la frescura. Las edificaciones mediterráneas dan mucha importancia a los exteriores y al aprovechamiento de la luz solar.
Es habitual encontrar en las viviendas mediterráneas terrazas, jardines o patios interiores. Las materias primas varían mucho según la localización, ya que se trata de un estilo que abarca zonas tan dispares como España, Grecia, Italia, el Norte de África o Turquía.
El color predominante es el blanco. Los suelos suelen ser de madera clara o materiales duros y fríos para equilibrar la calidez de las temperaturas.
Los techos presentan vigas de madera a la vista y la influencia árabe ha dejado su huella en forma de espacios abiertos con accesos en forma de arco.
Las tejas redondeadas son características de los tejados mediterráneos, coronando fachadas repletas de balcones y terrazas abiertas para aprovechar la luz solar.