Cuando queremos vender o alquilar nuestra vivienda o incluso dar de alta servicios como la luz o el gas, por ejemplo, es muy normal que nos soliciten la cédula de habitabilidad. A pesar de que es un documento muy común, aún hay muchas personas que no conocen todas sus características.
Lo que debes saber sobre la cédula de habitabilidad
Es un documento en el que se acredita que determinada vivienda cumple con todos los requisitos legales para ser habitable. Solidez del inmueble, condiciones de salubridad e higiene, espacio mínimo en metros cuadrados y unas instalaciones básicas como cocina, inodoro, agua caliente, etc.
La cédula la proporcionan las administraciones de las Comunidades Autónomas y caduca a los 15 años y en España es obligatoria para todas las viviendas. Por ello, se solicita cuando se quiere vender o alquilar una vivienda y también para dar de alta suministros como pueden ser la electricidad, agua, gas, Internet, etc.
Aunque pueda pensarse que solamente hay un tipo de cédula, hay varios, siempre dependiendo de las características con las que cuente la vivienda. Por ejemplo, puede ser de primera ocupación, que es la que se da a las viviendas de nueva construcción.
La de primera ocupación de rehabilitación se refiere a aquellas viviendas que son la parte resultante de una intervención o proceso de reforma. Las de segunda ocupación son aquellas que se refieren a las viviendas que ya existen o que son consideradas como de segunda mano.
Antes de alquilar o comprar una vivienda, es necesario saber si ésta cuenta con la cédula. Para ello, se puede solicitar al vendedor o arrendador o contactar con la entidad responsable de Vivienda de cada Comunidad Autónoma y saber si la vivienda que queremos comprar o alquilar cuenta con ella y si está vigente.
En caso de no tenerla, hay que pedir una nueva cédula, para lo que hay que contactar con un técnico o arquitecto que verifique y certifique la habitabilidad de la vivienda. En este caso, el precio puede variar entre los 40 y los 150 euros.
